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 Una Típica Historia de Amor (continuación)

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AmyKuran

AmyKuran


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MensajeTema: Una Típica Historia de Amor (continuación)   Una Típica Historia de Amor (continuación) Icon_minitimeMiér Feb 09, 2011 5:44 am

[...]
Los días pasaron y André no fue a visitarme, no llamó y tampoco mandó mensajes. Las veces que había tratado de llamarle para charlar un poco había saltado el contestador o simplemente decía que estaba ocupado. Me evitaba y en parte entendía por qué. Mi absurda necesidad de buscarle debía terminar puesto que solo éramos <amigos>. Trataba fuertemente de hacerme a la idea de que <mejores amigos> y <amigos> significaban lo mismo solo con la diferencia del <mejores>. André ya no sería mi paño de lágrimas y yo quería creer con todas mis fuerzas que eso estaba bien. Él aún seguiría allí, no con la misma disposición de siempre pero, al fin y al cabo, allí. La sensación de vacío seguía estando en mi pecho y eso era algo que solo el tiempo podía desaparecer.

Al mismo tiempo, mi relación con Cristopher había mejorado y poco después de contarle que había hablado con André, dijo lo que sentía por mí. Fue una verdadera sorpresa cuando se me declaró, algo que no me esperaba pues había estado tan ausente últimamente que no me había percatado que era más atento. Además de que las expectativas de que él se fijara en mi eran muy pocas.

Había pasado mucho tiempo desde que dejaba a alguien llegar hasta mí. Más que nada por miedo a que me sucediese lo mismo que con los chicos anteriores, pero uno no vive la vida temiendo salir y encontrarse con el amor. Después de todo de eso se trata el amor, de arriesgarse a ganar o perderlo todo. Y yo había perdido André y ganado a Cristopher.

Era miércoles por la tarde y me habían mandado a comprar unas cosas, caminaba rumbo a mi casa distraída cuando me topé con André. Estaba sorprendida tanto como él o más y me alegré de encontrarle.
- ¡Hola! - le saludé entusiasmada y él no parecía tan entusiasmado.
- Hola, ¿qué tal, Jas?
- ¡Genial! ¿Y tú?
- Todo bien - respondió cortante. ¿Qué le sucede?
- ¿Esperas a alguien? - pregunté al darme cuenta que llevaba un par de bolsas.
- Sí, a mi novia.

A su novia.

- Ah... - atiné a decir. La noticia de que tenía novia me cayó como balde de agua fría. Muy fría. Horrorosamente helada - ¡Genial! - me apresuré a decir.
- Tú también tienes novio, ¿no? - asentí. ¿Cómo se enteró? - Deberíamos salir un día juntos los cuatro - me obligué a sonreír esperando que no pareciera una mueca.
- Claro - respondí. Una chica morena muy guapa salió del Oxxo que estaba frente a nosotros y se paró junto a André; me miró primero y luego a él. André le rodeó la cintura y la besó. Algo en mi pecho dolió y me sentí molesta.
- Ana te presento a Jasmine, una amiga. Jas ella es mi novia, de quien te estaba hablando - le tendí la mano y sonreí.
- Mucho gusto - dijo. Ella era igual de alta que yo - metro setenta y cinco -, delgada, cabello negro y lacio, ojos oscuros y tenía un piercing en la nariz.
- Igualmente - respondí aun sonriendo. - Me tengo que ir. Me dio gusto verte, Andy - enfaticé sutilmente el nombre. Si André lo notó o no, no me di cuenta. Pero Ana sí lo había notado y había enarcado una ceja y torcido ligeramente el gesto.
- Lo mismo digo, Jas. Habrá que ponernos de acuerdo para la cita doble, te mandaré un mensaje - sonreí una vez más a Ana y caminé.

¡Que rabia! "Me gustas y te quiero..." "Eso no va cambiar de la noche a la mañana" Si como no. ¡Bastardo mentiroso! ¡Tiene novia! Además, ¿por qué carajos estaba tan cortante al principio? ¿No se alegró de verme? ¡Ahh! ¡¿Y por qué carajos estoy yo haciendo esta rabieta?! ¡No debería de importarme!

Estas celosa...

¡Cállate! ¡No estoy celosa!

Si lo estás...

¡Que te calles, estúpida voz! ¡No estoy celosa! Solo estoy... ¡molesta! Porque él es como todos. ¡Mentiroso! ¡Tiene novia!

Tú también tienes novio...

Cierto...

Si, ahí estaba dándome cuenta de que estaba horriblemente celosa. André tenía a Ana y yo a Cris. No debía haber celos puesto que yo quiero a Cris no a André. No debía haber celos porque yo había dejado muy en claro que era demasiado duro asimilar el hecho de que él me quisiera, porque era difícil verlo como al chico. No, no era difícil. Solo me encerré en mi burbuja e hice las cosas más grandes de lo que eran. Porque me empeñé en verlo como a mi amigo cuando ya lo veía como al chico.

Cruda realidad...

Todo lo había iniciado yo, desde el momento en que él me contó que quería a una chica y ella no se daba cuenta de sus sentimientos. Le había dicho que si fuera yo le daría una oportunidad y él se había arriesgado. ¿Y qué había hecho yo? Negarle la oportunidad y hacer una tormenta en un vaso de agua. Me había portado como una estúpida y seguía haciéndolo. ¿Por qué me puse celosa?

Porque lo quieres..., dijo la vocecilla en mi cabeza.

Apreté los labios. No, no lo quiero. Estaba celosa porque... porque fue duro verlo con ella después de lo que me había dicho, punto final.

Testaruda...

Ignoré la voz en mi cabeza y traté de olvidar como André había abrazado y besado a Ana. Sin éxito. Entre más trataba de alejar la imagen de mi cabeza más lo recordaba y más enferma me sentía. Sentía ganas de regresar y alejarlo de ella. Cerré los ojos y suspiré exasperada. Si tenía novia o no, era algo que no debía importarme.
Llegué a mi casa y dejé la bolsa con las cosas sobre el desayunador de la cocina mientras contestaba mi celular.
- Hola, Cris - saludé mientras subía a mi cuarto.
- Hola, nena. ¿Estás muy ocupada?
- Para nada, cariño ¿Qué pasa?
- Pasa que tengo ganas de verte - sonreí tontamente.
- Entonces ven - entré a mi cuarto y cerré la puerta para después tumbarme en la cama.
- Entonces ábreme - dijo y por su tono imaginé que estaba sonriendo. Me levanté de la cama y me asomé por la ventana. El Renault negro estaba abajo y Cristopher se recargaba sobre él con el celular en la oreja. Debe haber llegado cuando recién entraba a la casa, pensé.
- Ahora bajo - colgué y salí corriendo. Cuando llegué junto a él, me rodeó la cintura con sus brazos y me besó. Yo rodeé su cuello con mis brazos y enredé mis dedos en su cabello. Fue un beso dulce y lento hasta que pensé en André. ¿Por qué carajos estaba pensando en André? Me separé de Cris, lo miré a los ojos y sonreí. - Hola.
- Hola - susurró. Él se veía tan... radiante. Tenía una sonrisa de satisfacción y sus ojos parecían contemplar la escultura de una diosa. El punto era que me contemplaba a mí y yo no era exactamente una diosa. Fruncí el ceño.
- ¿Por qué me miras así? - se encogió de hombros.
- ¿Así como?
- ¡Así! - frunció el ceño. - Olvídalo - el río.
- Eres todo un caso, rojita - me volvió a besar y esta vez la cadencia del beso se tornó más acelerada, lo suficiente como para robarme el aliento.
- Me encontré con André y su novia - conté cuando separé mis labios de los suyos, aún mantenía mis brazos alrededor de su cuello.
- ¿Sí?
- Ajá... Parece que está bien. Me preguntó cuándo podíamos salir los cuatro en una cita doble - allí estaba yo contándole a Cris de Andy y su novia mientras los celos me carcomían.
- Cuando quiera - respondió Cris.
- Dijo que me mandaría un mensaje - me encogí de hombros y el asintió.
- Cambiado de tema - dijo -, se acerca el 14 de febrero.
- ¡Yujú!... - respondí con fingido entusiasmo, él río con ganas. La estúpida fecha sería el próximo lunes.
- Estoy preparando algo especial para la cumpleañera - rodé los ojos y esbocé una media sonrisa.
- No es necesario, con que estés a mi lado estará bien - le di un quico.
- Supuse que dirías eso, así que no digas más y espera a ver la sorpresa - nos volvimos a besar pero yo no estaba poniendo atención. Mi mente estaba pensando en André.
¿Por qué pensaba en él cuando estaba con mi novio? ¿Por qué de pronto no podía sacarlo de mi mente?

Porque le quieres...

Ignoré lo que la voz en mi cabeza dijo. Eso no podía ser verdad. Cristopher y yo charlamos un poco más y luego se despidió con un efusivo beso, después me encerré en mi habitación. Estaba enojada conmigo misma por pensar en otro chico cuando estaba con Cristopher. Él no se merecía que yo le hiciera eso, no después de estar conmigo cuando el chico en el que pensaba se alejó concienzudamente de mí. Cris se había dedicado a cuidarme y preocuparse por mí. Él de verdad me quería. Suspiré. Esto era verdaderamente genial. Ahora ni siquiera sabía lo que siento por Cristopher o por André. Es decir, Cris había estado ahí para mí y estaba muy agradecida por ello. Luego me había pedido que saliéramos juntos, pero ¿había sido porque de verdad quería salir con él, por mera gratitud o porque estaba confundida? Porque de verdad quería salir con él, me dije a mi misma pero no estaba muy segura de ello. Por otro lado, ya había aceptado que le había negado la oportunidad a André y me había encerrado en mi mundo para no afrontar la realidad... ¿Cuál realidad? ¿Por qué no le di la oportunidad a André? La realidad de que tal vez en el fondo - pero muy en el fondo - me sentía atraída por él y no quería aceptarlo. Me seguiría negando a aceptarlo ya que no era posible.

Si es posible... dijo la vocecilla.

La respuesta a la otra pregunta era miedo. Pero ¿miedo a qué? ¿O a quién? ¿A André? No. Yo no debería temer a André. Él jamás me haría daño. ¿Entonces? ¿A mí misma? Puede ser. ¿Al amor? ¿A salir lastimada? Solo eso explicaría el porqué de negarle una oportunidad a André si - según yo - no lo quiero. Lo que nos lleva a una nueva pregunta. ¿Qué es lo que en verdad siento por André? ¿Y por Cristopher?

¡Ahh! ¡Basta! Demasiado complicado.

Me había quitado toda la ropa y quedado solamente en cacheteros y una blusa sport. Estaba tendida boca abajo en mi cama y abrazaba una almohada. No tenía sueño, era muy temprano - las nueve treinta - y además con todas las cosas en mi cabeza dudaba que pudiese pegar el ojo. El celular comenzó a vibrar en la mesita de noche, extendí el brazo y fruncí el ceño al ver el nombre en la pantalla. Contesté.
- Hola - dije mientras me acomodaba nuevamente.
- Hola - respondió André. - Perdona por llamarte tan tarde...
- Son las nueve, Andy - obvié y rodé los ojos.
- Es tarde...
- No es tarde - dije. - Tu y tú sentido del tiempo - traté de no sonreír. Sonaba a los viejos tiempos. Reprimí un suspiro y pareció que él también pensaba lo mismo. - ¿Qué pasa? - pregunté después de un minuto. Mi corazón empezó a acelerar sus latidos. André tardó en responder.
- Es por la cita doble... ¿Puede ser el sábado?
- Si no hay problema. Cristopher estuvo de acuerdo cuando le hice la propuesta - respondí desilusionada. Creí que me contestaría otra cosa. Realmente quería que fuera otra cosa. De repente me sentía ansiosa.
- Estaba pensando en ir a bailar, pero si ustedes tienen una propuesta mejor...
- No, está bien -interrumpí. - ¿A dónde? ¿B4? - era el antro de moda en la ciudad y tocaban buena música.
- Sí ¿A qué hora nos vemos?
- ¿Te parece bien a las once? - pregunté impaciente.
- De acuerdo, nos vemos fuera de B4 - finalizó y creí que iba a colgar pero siguió del otro lado del teléfono debatiéndose entre si decir algo o no. Mi corazón se aceleró de nuevo.
- ¿Qué pasa, Andy? - mi voz era ansiosa. Escuché un suspiro.
- Te he extrañado - dijo al fin y yo sentí mariposas en mi estómago, mi corazón latió aún más deprisa y una sonrisa apareció en mi rostro. ¿Por qué demonios me sentía así?
- Yo también - mi voz sonó aliviada.
- Hoy te veías hermosa - dijo y yo me sonrojé. - Pero ahora que recuerdo, tu siempre te vez hermosa.
- ¿Te han dicho que necesitas anteojos? - le escuché reírse. ¿Por qué mi corazón se empeñaba en querer salirse de mi pecho? Solo esperaba que André no pudiera escucharlo.
- ¿Por qué andas con Cristopher? - preguntó de pronto y en su voz había tristeza y reproche. Desgraciadamente eso hizo que el ambiente entre nosotros se tensara. Suspiré.
- ¿Por qué andas con Ana? - repliqué.
- Por despecho - respondió con amargura. No me esperaba esa respuesta. - Ahora respóndeme tú.
- ¿De verdad quieres saber? - pregunté con la esperanza de que su respuesta fuera un <no>.
- Sí - podría imaginármelo con la mandíbula tensa. Cerré los ojos y rodé hasta ponerme de frente al techo.
- No lo sé - contesté al fin.
- No lo sabes... - había un dejo de sarcasmo en su voz - Entonces ¿por qué estas con él?
- ¡No lo sé, André! ¡Estoy confundida! - dije desesperada, me llevé la mano libre a la frente y cerré los ojos. No debía llorar. André suspiró.
- Lamento presionarte...
- Hoy mientras lo besaba pensé en ti - solté de pronto ¿por qué demonios le había dicho eso?
- No deberías jugar con él sino le quieres - respondió después de varios segundos. ¡Estúpida...! Ahora pensará que lo quiero... ¿Lo quiero?
- Estoy confundida - dije de nuevo y esta vez había resentimiento en mi voz. Resentimiento hacia mí misma. - Además no estás en posición de decirme eso, ¿no crees? - Pasaron varios minutos antes de que alguno de los dos dijera algo. Al final, fue él quien rompió el silencio.
- Tienes razón. Pero al menos yo estoy seguro de a quien quiero - silencio.
- Claro...
- Te quiero a ti, Jas... - su voz era un susurro. Sentí otra vez las mariposas en el estómago y sonreí tontamente.
- Pero...
- Nos vemos el sábado - interrumpió mi replica y colgó.
- Hasta el sábado - susurré, pero él ya no me escuchaba.

¿Por qué se sentía tan bien cuando me decía <Te quiero>? ¿Por qué me decía <Te quiero> cuándo tenía novia? ¿Por qué tenía novia? ¿Y por qué me seguía sintiendo de esta manera? ¿Por qué se sentía diferente de cuando Cristopher me lo decía? Con esas y otras mil preguntas rondando en mi mente, recordando la voz de André diciéndome <Te quiero> y con mi interior hecho un caos en general, lentamente me quedé dormida.


El sábado llegó y yo estaba... ansiosa. Después de negarlo completamente el viernes y parte del sábado, al final había aceptado que quería ver a André. Dolorosamente me di cuenta de que me moría de ganas de verle más que a Cristopher, que era mi novio.

Estaba mirando mi despampanante - o al menos esperaba verme así - figura frente al espejo. Había pasado horas decidiendo que me pondría hasta que por fin me decidí. Me había puesto unos pantalones a la cadera de cuero, negros que se adherían a mí como una segunda piel; la blusa era roja, con cuello de hamaca y con un pequeño escote en la espalda. El tipo de cuello dejaba al descubierto lo necesario, sin embargo no podía decir lo mismo de mi abdomen. La blusa llegaba justo cuatro dedos más arriba de mi ombligo y los pantalones me quedaban seis dedos abajo, así que era un gran tramo de piel. Para completar el modelito me había puesto unas zapatillas rojas de tacón de aguja. Había recogido mi cabello de tal manera que callera en cascada y no opacara el escote de la espalda. En cuanto al maquillaje, había aplicado blush y delineado mis ojos, algo extra a como siempre me maquillaba.
- ¡Genial! - dije mientras me daba mil vueltas frente al espejo. Esa no parecía yo. Ni siquiera cuando iba con André y otros amigos me vestía así. Bueno, siempre había una primera vez para todo, y esa noche quería impresionar.
El clacsón del Renault negro sonó y yo bajé apresurada. Hubiera tomado una foto a Cristopher de saber que iba poner una cara así. Estaba boquiabierto y con los ojos saliéndosele de las órbitas, tragó saliva y me observó nuevamente de pies a cabeza. Estaba segura de haber visto un destello morboso antes de sonreír pícaramente.
- No sabía que podías vestirte así... - dijo sonriendo todavía mientras se ponía en marcha.
- ¿Por qué? - pregunté como quien no quiere la cosa.
- ¿Te viste un espejo antes de salir? - preguntó incrédulo y me sorprendió. - Te ves endemoniadamente sexy, Jas. Considérate afortunada si llegamos a B4 - enarqué las cejas y reí.
- ¿Tanto así?
- No tienes ni idea de lo que provocas - respondió divertido y miró el escote de mi blusa.
- ¡Hey! ¡Mira por donde conduces! - dije mientras me tapaba exageradamente, el rió.

Veinte minutos más tarde llegamos a B4 y André y su novia nos esperaban. ¡Dios! ¡Se veía guapísimo! Me bajé del carro mientras Cristopher iba a buscar un lugar donde aparcar. Mis ansias desaparecieron y mi corazón se aceleró. Para mi satisfacción cuando André me vio puso la misma cara que Cris y Ana hizo un gesto de molestia. Les sonreí. En realidad le sonreí a André.
- Hola - saludé y besé en la mejilla a Ana y luego a André.
- Hola - dijeron casi al unísono. André mantenía a Ana abrazada por la cintura y ella se pegó más a él y le besó la mejilla. Ella me miró por el rabillo del ojo esperando mi reacción y yo suprimí una sonrisa burlona, aunque una parte de mí se estaba muriendo de celos. Las palabras de André la noche pasada resonaron en mi cabeza y yo me pregunte por quincuagésima vez por cómo podía decirme <Te quiero> cuando andaba con ella.
- ¿Les hicimos esperar mucho?
- Para nada. Nosotros también acabamos de llegar - respondió André; miré por donde Cris se había ido, cuando lo vi pasar entre un grupo de chicos. Llegó hasta nosotros y me abrazó rodeándome la cintura con sus brazos y, mientras me besaba enérgicamente, sentí una de sus manos en la parte superior de mis glúteos; me di la vuelta nuevamente para mirar a André sin soltarme del abrazo y pude ver un atisbo de rabia y celos en sus ojos.
- André, Ana les presento a Cristopher, mi novio. Cris, mi... amigo André y su novia Ana - les tendió una mano sin soltarme y cuando saludó a André pude notar que se apretaron las manos más de lo normal. ¿Qué era eso? ¿Una competencia para ver quién daba el apretón más fuerte? Negué ligeramente con la cabeza y miré hacia otra parte. ¡Hombres!

Entramos al antro y nos sentamos en una mesa libre en una esquina. El mesero llegó y André y Cris pidieron cervezas y dos cajetillas de cigarros mientras Ana pidió un refresco. Yo en cambio, fui hasta la barra y pedí una margarita. Podía sentir la mirada de varios chicos y me sentí halagada, sexy y traviesa.

Llegué hasta la mesa moviéndome al ritmo de la música electrónica y le tendí la mano a Cristopher que en ese momento platicaba con Ana. Le di una mirada y una sonrisa pícara y luego tomé otro sorbo de la margarita; por el rabillo del ojo me di cuenta que André me observaba. Cris me tomó la mano y se disculpó con Ana mientras yo lo arrastraba a la pista de baile. Comenzamos a bailar y yo me pegué a él de formas sugestivas - que no me creía capaz de hacer hasta ahora -, mientras le lanzaba miradas sensuales, sonrisas pícaras o me mordía los labios. Pude ver como en los ojos de Cristopher aparecía el morbo, sentía sus manos recorrer mi cuerpo y sobre todo, sabía que André nos estaba viendo.

Después de un rato de tanto bailar, fuimos a sentarnos. Ana y André estaban en medio de algo parecido a una discusión, pero los ignoré y fijé mi atención en Cris, quien destapaba una cerveza y tomaba un trago. Lo besé apasionadamente y cuando me alejé relamí mis labios. Cris enarcó una ceja y me mostró una sonrisa sexy. Miré de nuevo en dirección a André y lo vi fastidiado mientras Ana se iba de la mesa furiosa; Cris me hizo una seña preguntándome que les pasaba y yo me encogí de hombros indicándole que no sabía.
- ¿Qué pasa? - le pregunté cuando estuve sentada a su lado.
- ¡Está celosa! - respondió elevando la voz por encima de la música, yo enarqué las cejas.
- ¿Celosa? ¿Por qué? - grité mirando a Cristopher que bailaba en su asiento y tomaba tragos de su cerveza de vez en cuando. Sabía muy bien que no le agradaba mucho que estuviera con André, sobre todo porque sabía lo que él siente por mí. De hecho, pensaba que había aceptado la invitación de André para demostrarle qué era él quien estaba conmigo.
- ¡De ti! ¡Porque dice que no te quito la mirada de encima! - me encantaba que fuera tan sincero y que Ana estuviera celosa de mi porque él no podía dejar de verme, me hacía sentir muy bien.
- ¿Y es cierto? - pregunté inocente y comencé a moverme al ritmo de la canción que sonaba. Sabía que Cris no podría escuchar nuestra conversación y eso me daba cierto alivio. André me miró alzando las cejas y ocultando una sonrisa.
- ¡Tú debes saber! - se limitó a decir. Yo puse los ojos en blanco y regresé al lado de Cris.
- ¿Todo bien? - preguntó, asentí. Me acerqué hasta quedar cerca de su oído, así me escucharía sin tener que gritar.
- Ya vuelvo. Iré al baño y luego a la barra por otro trago - dije en el tono normal.
- ¡Está bien! - respondió y luego me dio un beso corto.

El baño estaba justo del lado opuesto a nuestra mesa y cuando salí no vi a André pero sí a Ana y Cristopher platicando. Comencé a caminar hacia la barra - que estaba frente a la pista de baile -, cuando sentí que alguien me tomó del brazo y comenzó a arrastrarme hacia la salida. La oscuridad parcial que provocaban las luces multicolores y parpadeantes, impidieron que reconociera a mi captor hasta que estuvimos fuera del lugar.
- ¿Qué te pasa? - le pregunté a André mientras me arrastraba por el estacionamiento lleno de coches y grupos de gente. No respondió. Nos detuvimos al llegar hasta su auto. - ¡André! ¿Qué te pasa? - pregunté irritada y jalando nuevamente el brazo consiguiendo soltarme. Me miró y fue una mirada inescrutable.
- Sube - ordenó.
- No - me crucé de brazos. - ¿Qué pasa?
- Necesito hablar contigo, sube - dijo impaciente.
- No voy a subir. Podemos hablar aquí - respondí testaruda. Cerró los ojos y suspiró exasperado. Cuando los abrió de nuevo parecía más tranquilo. Yo caminé hasta la parte delantera del carro y me recargué en ella. Me miró de pies a cabeza y luego a los ojos.
- ¿A qué juegas? - preguntó después de varios minutos de silencio.
- ¿Perdón? - repliqué sorprendida. No sabía a qué se refería.
- Te vistes así, le seduces, le besas... ¡Sabes que te estoy observando! - Volteé la cara y apreté los labios para no reírme.
- Es mi novio, ¿no? Puedo hacer lo que quiera con él - André exhaló audiblemente y apretó los puños. - Además no entiendo a qué viene el numerito si tienes novia - agregué al ver que no respondía. Crucé las piernas mientras recargaba mi peso en mis manos.
- ¿Sabes por qué estoy con Ana?
- Despecho, según me dijiste la otra noche. Aunque no sé por qué estas despechado - Él bufó.
- ¿Cómo querías que me sintiera cuándo la chica a la que le pedí una oportunidad no me la da a mí pero si a otro? - espetó, yo lo miré sorprendida. - ¡Tú no sabes lo mucho que me dolió enterarme que andabas con ese imbécil! - Abrí los labios para replicar algo pero los volví a cerrar al instante. No tenía una réplica. Comencé a sentirme molesta conmigo misma. - ¿Por qué, Jas? ¿Por qué precisamente él?
- ¿Por qué? - vociferé poniéndome de pie y acercándome hasta que solo nos separaban unos centímetros. Las zapatillas lograban que le llegara al mentón. - ¡Porque él no era mi mejor amigo! ¡Porque él estuvo allí cuando tú me evitabas! - sentí que mi voz se cortaba. Resentida, le miré a los ojos y él sostuvo mi mirada.
- Ni siquiera sabes lo que sientes por él... - dijo aún mirándome. Le di la espalda y me alejé unos pasos, crucé mis brazos, cerré los ojos y apreté los labios.- Dime, Jas. ¿Por qué estás con él? ¿Por gratitud? ¿Por haber estado contigo cuando yo no? ¿O por qué querías alejarme? - me giré sorprendida al escuchar la última pregunta.
- ¿Alejarte? ¡Por Dios, André! ¡Yo jamás he querido alejarte!
- ¿Entonces, Jas? ¿Por qué andas con Cristopher? - exigió mientras se cruzaba de brazos y me miraba expectante.
- No... No lo sé - admití y pude sentir un ligero rubor en mis mejillas. Bajé la mirada y volví a darle la espalda. Sentía ganas de llorar y mi cabeza estaba hecha un caos. Una cosa era preguntarme a mí misma qué era lo que sentía por Cris y otra muy distinta tener que admitir frente a André que no sabía.
- ¿Qué sientes por mí, Jas? - Guardé silencio. No esperaba esa pregunta. Lo escuché acercarse y pude sentir el calor de su cuerpo detrás de mí y su respiración en mi cuello. Mi corazón se aceleró, sentí cosquilleos en mi estómago y cerré los ojos, sabía que solo nos separaban centímetros. ¿Por qué me sentía así? ¿Por qué me había empeñado en provocarle celos esta noche? ¿Qué sentía por él?

Le quieres..., dijo la voz en mi cabeza. Ya no sigas negándolo...

André colocó sus manos sobre mi cintura y yo me giré cabizbaja. Levantó suavemente mi barbilla con su mano y me miró a los ojos. Su mirada era intensa y me veía con adoración y amor, supe entonces que sus ojos solo me verían a mí y a nadie más. Miré sus labios, estaban levemente separados y los humedeció. Miré nuevamente sus ojos y entonces me besó.

Llevó su mano hasta mi cuello mientras la otra descansaba en mi cintura y mis manos se posaban sobre su pecho. Mis labios se acoplaban a los suyos mientras me besaba dulce y lentamente. Nada comparado a los besos de Cris, ni al beso lujurioso que me dio la primera vez. Ese beso estaba cargado de emociones encontradas que se unían para formar un solo sentimiento: Amor. No era un simple beso, era El Beso.

Y mientras lo besaba lo admití. Le quería. Le había querido siempre pero lo había confundido con la amistad. Me había aferrado a verlo como a mi mejor amigo por el simple hecho de no perderlo, de no destruir lo que habíamos compartido juntos todo este tiempo, sin darme cuenta de que él sentía lo mismo por mí y que al rechazarlo, lo alejaba de mí y destruía todo lo que había insistido en conservar. Había sido una tonta mintiéndome a mí misma y en mi desesperación y confusión, había usado a Cristopher y lastimado a André. ¿Cómo podía haber sido tan estúpida? ¿Por qué había cerrado mis ojos de tal manera? Ahora eso estaba de más. Aceptaba por fin el hecho de estar enamorada de André y eso era lo que importaba. El caos, los problemas y todo el mundo podía esperar, lo único que quería a gritos en esos momentos era besarle. Fundirme con él y decirle que lo quería.

La cadencia del beso fue disminuyendo hasta que nuestros labios se separaron unos cuantos centímetros. Cerré los ojos y traté de recuperar el aliento, mientras escuchaba los martilleos acelerados de mi corazón. Lo miré y él estaba sonriendo, seguro de sí mismo y de todo lo que le había transmitido mientras nos besábamos.
- Te quiero... - susurré y me acerqué eliminando los pocos centímetros que separaban nuestros cuerpos. André me rodeó con sus brazos y me besó la frente.
- Por fin lo aceptas - respondió tranquilamente usando el mismo tono de voz que yo.
- Perdón - dije mirándole tímidamente a los ojos - no...
- Shhh, calla - dijo poniendo un dedo índice sobre mis labios. - Ya no importa.
- Pero... - me miró alzando las cejas y levantando ligeramente la barbilla. Suspiré.
- Ya no importa - volvió decir. - Comencemos nuevamente desde hoy, como si te acabara de confesar mis sentimientos - sonreí y asentí. Acerqué mis labios y lo besé.

De ahí las cosas fueron mucho mejor. Cristopher y yo quedamos como amigos pues había dicho que él se había dado cuenta que yo quería André. Así que lo aceptó de buenas a primeras y sin dramas y yo había estado muy feliz de que así fuera. En cuanto André, bueno, Ana no aceptó muy bien las cosas, a pesar de que ya sabía que él no la quería. Lo acusó también de haber jugado con ella.

Llegó el día de San Valentín y por consiguiente mi cumpleaños, y por primera vez en muchos años, no sentí que fuera un día malo. Las parejas que tanto odiaba que se besaran, me parecieron románticas, los pequeños detalles que se tenían unos con otros me parecieron… bueno, detalles y yo pude pasar todo el día en compañía del chico del que estoy enamorada y celebrar mi cumpleaños en compañía de mis amigos y familiares.

En resumen, fue el mejor día de mi vida. Incluida la noche.

FIN
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